Soy el mismo, como antes, enemigo declarado de la realidad
existente, sólo con esta diferencia: que he cesado de ser
teórico, que he vencido, en fin, en mí, la metafísica y la filosofía,
y que me he arrojado enteramente, con toda mi alma, en el
mundo práctico, el mundo del hecho real.
Créeme, amigo, la vida es bella; ahora tengo pleno derecho
a decir eso, porque he cesado hace mucho de mirarla a través
de las construcciones teóricas y a no conocerla más que en
fantasía, porque he experimentado efectivamente muchas de
sus amarguras, he sufrido mucho y he caído a menudo en la
desesperación.
Yo amo, amo apasionadamente: no sé si puedo ser
amado como yo quisiera serlo, pero no desespero; sé al menos
que se tiene mucha simpatía hacia mí; debo y quiero merecer el
amor de aquella a quien amo, amándola religiosamente, es decir,
activamente; ella está sometida a la más terrible y a la más
infame esclavitud y debo libertarla combatiendo a sus opresores
y encendiendo en su corazón el sentimiento de su propia
dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad,
los instintos de la rebeldía y de la independencia, recordándole
el sentimiento de su fuerza y de sus derechos.
Amar es querer la libertad, la completa independencia de
otro; el primer acto del verdadero amor es la emancipación
completa del objeto que se ama; no se puede amar verdaderamente
más que a un ser perfectamente libre, independiente, no
sólo de todos los demás, sino aun y sobre todo de aquel de
quien se es amado y a quien se ama.
(Tomada de la carta de bakunin a su hermano pablo)